24 DE MARZO DÍA DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA
ACTIVIDAD CORRESPONDIENTE A 6° AÑO
CARTELERA VIRTUAL CONFECCIONADA POR LOS ALUMNOS DE 6° AÑO DE LA
EP N° 22 INDEPENDENCIA DEL PERÚ
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ACTIVIDADES CORRESPONDIENTES A 3° AÑO
Si haces clik acá, vas a escuchar la voz de la seño Carla ENTRADA
La planta de Bartolo
El
buen Bartolo sembró un día un hermoso cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso
al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta
tiernita con hojas de todos colores.
Pronto
la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que
gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban
a hacer sumas y restas y dibujitos.
Bartolo
palmoteó siete veces de contento y dijo:
—Ahora,
¡todos los chicos tendrán cuadernos!
¡Pobrecitos
los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar
de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les
decían:
—¡Ya
terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen!
Y
los pobres chicos no sabían qué hacer.
Bartolo
salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
—¡Chicos!,
¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos
que venga a ver mi planta de cuadernos!
Una
bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo
y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y
así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían
y aprendían con muchísimo gusto.
Pero,
una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los
chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.
Un
día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de
Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc!
¡Toco toc!
—Bartolo
—le dijo con falsa sonrisa atabacada—, vengo a comprarte tu planta de hacer
cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas
de colores.
—No
—dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.
—¿No?
Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
—No.
—Un
circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.
—No.
—Una
ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
—No.
—¿Qué
querés entonces por tu planta de cuadernos?
—Nada.
No la vendo.
—¿Por
qué sos así conmigo?
—Porque
los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
—Te
nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
—No.
—Pues
entonces —rugió con su gran boca negra de horno—, ¡te quitaré la planta de
cuadernos! —y se fue echando humo como la locomotora.
Al
rato volvió con los soldaditos azules de la policía.
—¡Sáquenle
la planta de cuadernos! —ordenó.
Los
soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y
gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.
Todos
rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron "arroz con
leche", mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los
tiradores y le sacaban los pantalones.
Tanto
y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados,
gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.
—¡Buen
negocio en otra parte! —gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor,
tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar
solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.
Si haces clik acá, te vas a encontrar con la SEÑO CINTIA
y si el clik lo haces acá, podrás ver a la SEÑO CARLA
https://www.youtube.com/watch?v=XXQWdOWq_x0
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